El laberinto: ¿Cómo encontrarle la salida a nuestros problemas?

LABERINTO

“En el laberinto uno no se pierde, se encuentra”

-Hermann Kern-

 

Hoy les quiero compartir una herramienta para la conciencia, el crecimiento y la transformación personal. Es una metodología que tiene la función de entender procesos de crisis a lo largo de nuestra vida. Me refiero al símbolo del laberinto. Es una metáfora de transformación que utilizamos en la terapia de reencuentro para la comprensión de procesos vitales en los que no encontramos la salida, hay conflicto, no sabemos qué rumbo tomar y hay mucha confusión.

En palabras de Fina Sanz, las situaciones laberínticas son:

“Determinadas situaciones conflictivas en nuestra vida se viven como laberínticas, sin saber por dónde ir, qué camino tomar y cuál es el centro, el sentido para nuestra comprensión y evolución. Son periodos y procesos donde las personas podemos sentirnos aterrorizadas, desorientadas, perdidas, viviendo el miedo a la locura, o a la muerte, en determinadas situaciones; o en otras como si, después de haber hecho un recorrido que creíamos positivo, volviéramos al mismo punto en el que estábamos hace años y hubiéramos retrocedido.”

 

El realizar esta analogía entre una crisis y un laberinto no se queda en una mera comparación, sino que nos invita al análisis profundo. No sólo de una situación, sino de los eventos laberínticos en nuestra vida y así entender qué patrones o guiones de vida disfuncionales estoy repitiendo. Una vez que lo identifico, lo que sigue es cambiarlo.  Necesito crear un modelo alternativo de bienestar y ésto toma tiempo.

En un laberinto no todo es malo. Utilizamos la semejanza que tienen nuestros laberintos personales con los de los cuentos o leyendas en los que aparecen aliados y monstruos; personas, cosas o animales que nos ayudan u obstaculizan la travesía. Éstos pueden ser internos o externos.

Al respecto Fina nos comparte:

“Desde un punto de vista psicológico, el monstruo podría interpretarse como el recorrido que tenemos que hacer para matar el monstruo que hay en nuestro interior, bucear en las profundidades del inconsciente y ver y afrontar aquello que no desearíamos ver de nosotras/os  mismas/os. Iniciar un proceso psicoterapéutico es recorrer un laberinto, buscar aquello que no nos va bien, hacer el recorrido y salir con otra perspectiva.”

 

Un laberinto cuenta con tres fases:

Inicio

Es el momento o suceso que te coloca en el laberinto. En algunas ocasiones es claro cuando comienza. Por ejemplo, la muerte de un hijo, un diagnóstico de cáncer, desempleo, etc. Sin embargo, otras veces no sabemos cómo entramos, sólo me encuentro en un proceso laberíntico.

Desarrollo

Es el recorrido de confusión. Una vez que se inicia no es sencillo salir. No existen atajos. Lo tenemos que caminar completo ya que nos tenemos que transformar, adquirir conocimiento. Los aliados facilitarán el avance y los monstruos lo detendrán. Pero ambos aparecerán para el aprendizaje. Nunca sabes qué te vas a encontrar. Sin embargo, nunca serás el mismo cuando termines el camino.

Salida

La salida se da cuando te has transformado, no sales si no te has transformado.

En el libro “Los laberintos de la vida cotidiana”, la doctora Sanz nos dice:

“La salida del laberinto implica volver tras hacer hecho el viaje y transformación interior, afrontando las vicisitudes del camino, conseguir llegar al centro (matar al monstruo, conseguir el objeto mágico de sanación o adquirir el conocimiento necesario para poder volver) y luego retornar al punto de partida que se transforma con el retorno del héroe o heroína, quienes a su vez llegan también cambiados, no vuelven como partieron; todo lo que les ocurrió durante el viaje les ha madurado”.

Es por éso que es tan importante extraer el conocimiento de cada momento laberíntico de nuestra vida, ya que hay mucha sabiduría en ellos que podemos aprovechar. Todo este análisis lo hacemos en el Taller de “Crisis y Duelos”.

Revisamos los laberintos de la infancia, adolescencia, etapa adulta y momento actual para tener un panorama más amplio de nuestro proceso de vida. Nos damos cuenta de qué se repite y elaboramos un plan de acción consciente que nos permita vivir con mayor bienestar siendo nosotros mismos nuestros mejores aliados.

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