El shock es un elemento constante en muchos procesos terapéuticos. Normalmente una persona pide ayuda psicológica profesional cuando no sabe qué hacer, cuando sus recursos personales no le alcanzan para lograr su propio bienestar. Ya sea que se encuentre en una crisis o un duelo, el shock puede estar matizando su malestar.
Considero esencial conocer y reconocer qué es el shock y cómo se manifiesta para poder transitarlo de una mejor manera sin juzgarnos y maltratarnos en el proceso.
¿Qué es el shock y cómo se manifiesta?
Tomaré el enfoque sobre el shock que le da Krishnananda en su libro “De la codependencia a la libertad. Cara a cara con el miedo” en el que plantea la comprensión del shock para sanar nuestro niño interior y proporcionar espacio interno. Sabemos que estamos en shock cuando entramos en pánico, nos congelamos, no nos podemos comunicar.
Según Krishnananda:
“Golpea nuestra psique a un nivel tan profundo que afecta nuestra fisiología. Perdemos la perspectiva y la distancia. Perdemos el control sobre lo que sentimos, pensamos y la forma en la que actuamos. En ese momento se agolpan nuestros traumas pasados.”
¿Cuáles son los efectos del shock?
Físicamente aparecen una serie de síntomas, que pueden variar de persona a persona. Se dificulta la respiración, hay opresión en el pecho, confusión, falta de memoria, se acelera la frecuencia cardiaca, sudoraciones, parálisis, miedo, pensamientos obsesivos, etc. Podemos decir que los ataques de pánico y las crisis de ansiedad son procesos de shock. En los casos más severos hay incapacidad de sentir, mover, hablar o incluso pensar.
Según Krishnananda el origen del shock es muy primario, es decir, se gesta desde que aparecemos en este mundo:
“Llegamos a este mundo en un estado de exquisita sensibilidad, con una inocencia y apertura que no podemos ni imaginar, pero esa sensibilidad se encontró con una energía que a menudo era tan dura y brusca que nuestra reacción fue entrar en shock”
Conforme vamos creciendo aprendemos a compensar el shock escondiendo esa sensibilidad para sobrevivir, para protegernos.
Existen diversos desencadentantes del shock:
- Violencia manifiesta o encubierta
- Presión o tensión
- Rechazo, pérdida o abandono
- Condena o crítica
- Mensajes mezclados
- Comportamiento impredecible, irracional o histérico
Hay diferentes niveles o áreas de la vida en las que puede afectar el shock.
A nivel sexual
Como sexóloga he visto que en la dimensión erótica es muy frecuente que la gente entre en shock, por ejemplo, por el miedo o terror a un embarazo o una infección de transmisión sexual. El pánico escénico frente al desempeño sexual, el miedo al dolor, etc.
A nivel emocional
A nivel emocional, a partir de una pérdida aparece el shock del abandono que es el miedo al rechazo y al abandono que proviene de experiencias muy tempranas en la vida en las que se nos abandonó emocional o físicamente.
El shock de nuestra capacidad de sentir y expresar la ira y la firmeza que está causado por alguna forma de violencia, psicológica o física, que hayamos padecido al comienzo de nuestra vida y que nos dejara aterrados y petrificados.
A nivel creativo
También afecta en el área creativa, en nuestra capacidad de expresarnos, de verbalizar, de comunicarnos. Esto está causado por no haber sido apoyados y haber sido criticados y rebajados.
¿Qué hacer cuando se entra en estado de shock?
El experimentar el shock puede ser una oportunidad para abordar y sanar todo esto que desencadena, revisar y sanar las heridas primarias. Es muy importante tener mucha paciencia con nosotros mismos cuando entramos en estado de shock, ya que nunca se sabe cuánto tiempo durará y en qué momento terminará, su fin está fuera de nuestro control. Otro elemento importante que plantea Krishnanada es la autocompasión, ser amables, compasivos con nosotros mismos y no juzgarnos por haber caído en ese estado ya que de por sí es difícil transitarlo, se complica todavía más si me maltrato al respecto.
Cuéntame en la sección de comentarios si alguna vez has experimentado un shock en tu vida y cómo fue tu tránsito por él.
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