Eyaculación precoz y anorgasmia son dos de las disfunciones más recurrentes en hombres y mujeres respectivamente. En muchas parejas heterosexuales, esta combinación se convierte en un círculo vicioso difícil de romper que genera mucho malestar.
Una disfunción sexual es un síndrome persistente que altera negativamente la respuesta sexual, es decir el deseo, la excitación o el orgasmo/eyaculación. Las disfunciones pueden presentarse desde el inicio de vida sexual o después de un periodo de funcionamiento adecuado.
Las causas de una disfunción erótica son variadas y pueden ser orgánicas, psicológicas o emocionales, socio-culturales o una combinación de las anteriores.
La eyaculación precoz se define como:
la falta de control voluntario sobre el reflejo eyaculatorio que deriva en una rápida emisión seminal antes, durante o poco después de la penetración.
La anorgasmia es la ausencia de orgasmos, definidos como una serie de contracciones mioclónicas involuntarias acompañadas de una sensación subjetiva de placer.
Es notable lo contrastante de estas dos disfunciones, es decir, son los polos de un mismo eje; en los varones la eyaculación se presenta rápido y sin control y en las mujeres simplemente no aparece la explosión de placer. Por supuesto que esto se relaciona directamente con la forma en que se nos ha transmitido socio-culturalmente la sexualidad y el erotismo. Mientras que a los varones se les enseña a que sean muy sexuales y se valora la genitalidad (incluso se favorece su pronto inicio de vida sexual), en las mujeres se desarrolla la globalidad y la afectividad reprobando el contacto con el erotismo genital con introyectos como llegar virgen al matrimonio.
En mi práctica clínica he observado esta combinación en muchas parejas y puntualizo que puede ser un círculo vicioso ya que debido a la falta de control sobre la eyaculación, es complicado que la pareja alcance niveles más altos de excitación y por lo tanto llegue a un orgasmo y esto mismo genera malestar y ansiedad por el desempeño que dificulta la percepción de la inminencia eyaculatoria.
Desafortunadamente, sin la atención adecuada de estas condiciones, es probable que a partir de estas se generen otras, como la disfunción eréctil, el deseo hipoactivo o inhibido, la hipolubricación, la dispareunia o el vaginismo, entre otras
Por lo anterior, es muy importante una atención oportuna acudiendo a un especialista en la materia ya que éstos son problemas con solución. Es esencial que se establezca un diagnóstico adecuado de ambos miembros de la pareja para determinar si hay una o varias disfunciones de la vida erótica y cuáles son sus causas.
A partir de ahí es de vital importancia descartar o atender la parte orgánica e implementar un trabajo terapéutico tanto de pareja como individual para desbloquear las causas psicológicas y emocionales. Y posteriormente, a través de ejercicios muy específicos de terapia sexual, los miembros de la pareja aprenderán por un lado a controlar la eyaculación y por otro a liberar el orgasmo.